Los libros antiguos huelen mejor que los modernos. El olor a libro viejo, también conocido como bibliosmia, es causado por una combinación de compuestos volátiles que se liberan del papel con el tiempo. Estos compuestos incluyen:
- Vanillina: Un compuesto orgánico que le da al papel su olor a vainilla característico.
- Ácido acético: Un compuesto orgánico que tiene un olor a vinagre.
- Aldehídos de cadena corta: Compuestos orgánicos que tienen un olor a pasto seco.
- Benzaldehído: Un compuesto orgánico que tiene un olor a almendras amargas.
Los libros antiguos contienen más de estos compuestos que los libros modernos. Esto se debe a que el papel antiguo está hecho de materiales naturales, como el algodón y el lino, que contienen más lignina, un polímero orgánico que se descompone con el tiempo y libera estos compuestos volátiles.
Además, los libros antiguos han estado expuestos al aire y la luz durante más tiempo, lo que ha acelerado la descomposición de la lignina y la liberación de estos compuestos.
El olor a libro viejo también puede ser el resultado de la tinta y la encuadernación del libro. La tinta antigua puede contener compuestos volátiles que aportan su propio aroma al libro. La encuadernación de cuero o tela puede liberar compuestos volátiles que también contribuyen al olor.
El olor a libro viejo es un recuerdo nostálgico para muchas personas. Nos recuerda a la biblioteca de la escuela, a la librería local o a la casa de nuestros abuelos. Es un olor que nos transporta a un lugar de conocimiento, aprendizaje y descubrimiento.

Los libros antiguos tienen un aroma único que es familiar para muchos de nosotros. Un equipo de científicos ha descubierto que este olor puede ser utilizado para ayudar a preservar los libros.
Los investigadores del Centro de Patrimonio Sostenible de la Universidad College London analizaron 72 libros del siglo XIX y XX. Descubrieron que los libros liberan cientos de compuestos volátiles, o VOC, a medida que envejecen. Estos VOC incluyen compuestos como la vanillina, el ácido acético y los aldehídos de cadena corta.
Los investigadores identificaron los 15 VOC más abundantes y los utilizaron para identificar marcadores de degradación. Estos marcadores pueden ser utilizados para monitorizar el estado de los libros antiguos analizando los gases que producen.
Este método de conservación no requiere tocar los libros, lo que significa que no hay riesgo de dañarlos. Los investigadores esperan que su trabajo pueda ayudar a las bibliotecas y museos a preservar sus colecciones de libros antiguos.
«El olor de los libros antiguos es una parte importante de su historia», dijo el investigador Matija Strlic. «Este trabajo nos permite preservar ese olor y, al mismo tiempo, ayudar a proteger los libros para que las generaciones futuras puedan disfrutarlos».
El estudio fue publicado en la revista Analytical Chemistry.
Aquí hay algunos consejos para preservar los libros antiguos:
Manténgalos en un lugar fresco y seco.
Evita la luz solar directa.
Manténgalos alejados de la humedad.
No los coloques cerca de fuentes de calor.
No los limpies con productos químicos.
Si los libros están dañados, llévalo a un profesional para que los restaure.
Con los cuidados adecuados, los libros antiguos pueden durar muchas generaciones.