Hoy en Gemeloz tuvimos la oportunidad de charlar nuevamente con Pablo Ibañez, representante de APROCOR Durante la conversación, tocamos un tema sumamente sensible y pertinente: el alarmante número de chilenos que consideran socialmente aceptable conducir bajo los efectos del alcohol.

Según un estudio al que hizo referencia Ibañez, uno de cada tres chilenos encuentra adecuado manejar después de haber consumido alcohol, especialmente durante las festividades. A esto se suma que un 40% de los encuestados manifestó conocer a amigos o familiares que muy probablemente conducirían después de beber. Estos datos son reveladores y ponen en evidencia la necesidad urgente de fomentar una cultura de responsabilidad al volante.

Todos hemos sido testigos, directa o indirectamente, de las consecuencias devastadoras de mezclar el alcohol con la conducción. Es común que en una reunión social o familiar, surja el debate sobre quién será el “chofer designado” de la noche, aquel que se compromete a no beber para garantizar un regreso seguro a casa. Sin embargo, en muchas ocasiones, las líneas entre lo que es aceptable y lo que no, se difuminan. Aunque un individuo pueda creer que detener su consumo de alcohol unas horas antes de manejar reduce los riesgos, la realidad es que incluso un solo trago puede duplicar las probabilidades de sufrir un accidente.

Lo que Ibañez señala es crucial: cambiar la conducta de alguien que ya ha bebido y está considerando conducir es una tarea ardua. La verdadera solución radica en la prevención. Las campañas de sensibilización y concientización son fundamentales para generar un cambio de perspectiva en la sociedad. Al visualizar las terribles consecuencias que puede acarrear un accidente —lesiones, pérdidas materiales, e incluso la muerte—, es posible que las personas reconsideren sus acciones.

El riesgo no se limita solo al conductor ebrio, sino que pone en peligro a todos los que compartimos la carretera. Es un acto de responsabilidad individual que tiene un impacto colectivo. Como sociedad, debemos rechazar la normalización de esta conducta y promover prácticas seguras, como designar a un conductor sobrio o hacer uso de servicios de transporte alternativos como Uber.

La próxima vez que nos encontremos en una situación similar, es fundamental recordar las palabras de Ibañez y la importancia de tomar decisiones responsables. Porque la verdadera celebración es regresar a casa sanos y salvos.

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