El mundo del tenis ha visto a Novak Djokovic en innumerables ocasiones alzando trofeos, dominando las pistas y creando historia. Pero recientemente, pudimos ver un lado más emotivo y humano del tenista número uno del mundo.

Tras su triunfante victoria en el US Open, Djokovic fue recibido en Serbia como el héroe que es, llevando al campeón a derramar lágrimas de pura emoción y gratitud.

El domingo pasado, Djokovic se impuso en sets corridos sobre Daniil Medvedev en Nueva York, marcando su 24º título de Grand Slam en su carrera. Esta victoria le permitió igualar el récord de Margaret Court de 24 títulos de Grand Slam. Y aunque 2023 ha sido un año formidable para él con tres majors en su haber, su sueño de completar el Grand Slam de calendario se vio interrumpido por su derrota en la final de Wimbledon frente a Carlos Alcaraz.

A su regreso a Serbia, las emociones superaron a Djokovic cuando fue recibido con cánticos y ovaciones por parte de sus fervientes seguidores. Un momento que, sin duda, quedará grabado en la memoria del tenista fue su aparición en el balcón del Antiguo Palacio en Belgrado, donde estuvo acompañado por el equipo nacional de baloncesto de Serbia, subcampeones en la Copa del Mundo FIBA 2023.

Entre lágrimas y con la voz entrecortada, Djokovic compartió unas palabras con la multitud, confesando lo mucho que significaba ese momento para él. «Hay raros momentos en los que me quedo sin palabras, y este es uno de ellos. Es un sueño hecho realidad que tuve desde niño,» compartió el campeón.

Evocando el espíritu deportivo de su país, Djokovic recordó los triunfos previos de Serbia en deportes como el waterpolo y el baloncesto, y expresó el honor que sentía al estar rodeado de grandes atletas y, más importante aún, de buenas personas.

Djokovic concluyó su emotivo discurso con una declaración poderosa que resalta el profundo amor y orgullo que siente por su nación: «Quiero concluir con esta frase, ninguna nación deportiva en el mundo tiene este espíritu que tenemos. ¡Viva Serbia!»

Es evidente que, más allá de su talento innato y su dedicación al tenis, Djokovic lleva a Serbia en su corazón, y este cálido recibimiento demuestra que Serbia también lo lleva en el suyo.