Carlos Fonseca, conocido ampliamente como el hombre que descubrió a Los Prisioneros, ha fallecido a los 62 años, dejando un legado imborrable en el rock chileno. Su aguda intuición y pasión por la música lo llevaron a apostar por una joven banda de San Miguel, que con el tiempo se convertiría en una de las agrupaciones más icónicas de Latinoamérica.

Desde sus inicios en la escena musical, Fonseca demostró un talento innato para identificar y cultivar jóvenes talentos. Fue bajo su mánager que Los Prisioneros lanzaron éxitos que resonarían a través de generaciones, como «Tren al Sur» y «Estrechez de Corazón». Pero su influencia no se limitó solo a la música: Fonseca también fue una figura clave en la promoción de la imagen rebelde y crítica de la banda, que se convirtió en voz de muchos jóvenes durante tiempos políticos convulsos en Chile.

A pesar de las inevitables tensiones y desafíos que vinieron con manejar a una banda tan prominente, Fonseca nunca dejó de creer en el poder y el mensaje de Los Prisioneros. Su fallecimiento es una pérdida significativa para la música chilena, pero su legado seguirá vivo en las notas y letras de las canciones que ayudó a dar a luz.

A continuación te dejamos la entrevista hecha a el 17 de Junio de 2021, en el programa de nuestra radio «Somos solo Ruido», donde nos comento algunas cosas como:

«En los años ochenta, la escena musical en Chile era bastante precaria. A pesar de ello, Los Prisioneros se destacaron, aunque enfrentaron dificultades, como una gira boicoteada en 1988. Sin embargo, con el tiempo, las cosas mejoraron notablemente para la banda. Durante una gira posterior, llamada «La Cultura de la Basura», la producción y el montaje estuvieron a la altura, mostrando un avance significativo en su carrera. Lamentablemente, a finales de los ochenta, la banda apenas tuvo actuaciones en Chile. Pero en los noventas, todo comenzó a profesionalizarse más. La cúspide de su evolución se vivió en el año 2000, cuando Los Prisioneros ofrecieron un concierto en el Estadio Nacional, abarrotado de fanáticos. Uno de los asistentes recordó emocionadamente cómo cambió su entrada para asegurarse de estar en el primer concierto y no en la repetición. La sorpresa de la noche fue la notable mejora en la habilidad de Miguel con su instrumento, evidenciando su compromiso y dedicación a lo largo de los años. Aquel concierto sigue siendo un recuerdo imborrable para muchos, marcando el legado de Los Prisioneros en la música chilena.»