El relato de individuos como Helen Reichert e Irving Khan, que vivieron más de un siglo disfrutando de una vida plena, alimenta una curiosidad persistente en nuestra sociedad sobre los límites de la longevidad humana. ¿Cuál es el secreto para vivir más de 120 años? ¿Está la ciencia a punto de redefinir los límites de la vida humana? Explore con nosotros estos interrogantes.

Hasta ahora, hemos asumido que la longevidad humana tiene un techo que ronda los 115 años, y el registro de vida más largo conocido está en manos de Jeanne Calment, quien se dice vivió hasta los 122 años. Sin embargo, los avances en la investigación apuntan a la posibilidad de que las futuras generaciones puedan vivir mucho más allá de este límite.
David McCarthy, un mente matemática de la Universidad de Georgia, ha compartido investigaciones en PLOS One que sugieren que el límite de la edad humana no es constante, sino más bien, está aumentando. Sus modelos predicen que las mujeres, en particular, nacidas en la década de 1940 en Japón, podrían alcanzar edades entre 125 y 130 años. «La meta está avanzando», comenta McCarthy, insinuando que, si sus proyecciones son correctas, podríamos ver más «SuperAgers» en el futuro próximo.
Pero no todos los investigadores están convencidos. Brandon Milholland, un investigador del Colegio de Medicina Albert Einstein, mantiene que los límites de la vida humana realmente no se han movido significativamente desde la década de 1990, y argumenta que vivir más de 115 años sigue siendo un fenómeno raro. Milholland, sin embargo, no descarta la posibilidad de que avances futuros podrían encontrar maneras de reducir nuestra edad biológica y, por ende, extender nuestros años de vida.
El riesgo de muerte, según la ley de Gompertz, se duplica aproximadamente cada ocho años hasta la edad adulta, pero los modelos de McCarthy sugieren que este riesgo podría estabilizarse una vez que las personas alcanzan los 100 años. Aunque este concepto es debatido, y muchos argumentan que no tiene fundamento biológico ni está respaldado por datos recientes, abre una puerta a interesantes debates y futuras investigaciones.
La búsqueda de medicamentos y tratamientos para prolongar la vida está en marcha. La rapamicina y la metformina son ejemplos de medicamentos que están siendo investigados por su potencial para prolongar una vida saludable, similar a cómo lo hacen en otras especies. El entendimiento de enfermedades degenerativas como el Alzheimer también es crucial para entender los factores de riesgo genéticos y protección que determinan la longevidad.
La diversidad de factores como la genética, el estilo de vida, el medio ambiente, y otras variables complican la búsqueda de una «receta de superenvejecimiento» universal, pero las investigaciones persisten. La profesora de Northwestern, Emily Rogalski, recalca la importancia de entender que probablemente no exista una única receta para todos, dada la diversidad y complejidad del ser humano.
Aunque estas investigaciones ofrecen un vislumbre fascinante de lo que el futuro podría depararnos en términos de longevidad, debemos recordar que estos son días pioneros, y cualquier proyección es, en el mejor de los casos, incierta. Sin embargo, con la cantidad de investigaciones en curso, es emocionante especular sobre los límites del potencial humano y cómo podríamos, en un futuro, vivir más allá de lo que jamás imaginamos.