El espacio se está convirtiendo en un escenario de creciente competencia geopolítica. Las superpotencias mundiales buscan ser las primeras en acceder a las potenciales riquezas de la luna y ganar ventaja en lo que consideran un dominio crucial. Esta «nueva carrera espacial» enfrenta a Estados Unidos y sus aliados contra China y Rusia, y se espera que tenga importantes implicaciones.

«El control del espacio y los recursos de la luna determinarán quiénes serán las ‘superpotencias’ del siglo XXI», afirma Greg Autry, director de la Iniciativa Thunderbird para el Liderazgo, Política y Negocios Espaciales. Con trillones de dólares en metales y minerales en la luna, es crucial asegurar las mejores ubicaciones, razón por la cual muchos países y empresas privadas planean misiones lunares para la próxima década.

La carrera tecnológica

«La tecnología será clave en esta carrera espacial», opina Namrata Goswami, experta en política espacial. El acceso a recursos clave ha determinado históricamente qué naciones definen las reglas internacionales. En esta nueva carrera, países como Japón, India, Corea del Sur, Francia y Alemania ya se han unido al programa Artemis de Estados Unidos, que busca establecer una presencia humana sostenida en la luna.

Por otro lado, China, con su fuerte enfoque en innovación industrial y tecnológica, tiene planes ambiciosos en la luna y se está asociando con Rusia, Irán, Pakistán y Venezuela para crear una estación lunar de investigación internacional.

El papel del sector privado

Uno de los principales impulsores de esta nueva carrera espacial ha sido la comercialización y la internacionalización de los programas espaciales. Empresas como SpaceX, Blue Origin y iSpace de Japón están a la vanguardia en el desarrollo de tecnologías clave.

La luna como recurso económico

Más allá de la minería, el verdadero valor de la luna podría estar en servir como punto de lanzamiento para misiones espaciales profundas, dado que su gravedad es solo un sexto de la de la Tierra.

Legislación y gobernanza lunar

Sin embargo, surge la pregunta: ¿a quién pertenecen los recursos lunares? El Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 prohíbe que cualquier nación reclame propiedad de la luna. No obstante, países como EE.UU., UAE, Japón y Luxemburgo han pasado legislaciones nacionales que permiten a las empresas y ciudadanos quedarse con los recursos que extraigan de un cuerpo celestial.

Sin embargo, todavía hay muchos países que no se han adherido a Artemis, y si no llegan a un acuerdo sobre la interpretación de los tratados, podríamos ver desacuerdos y conflictos sobre lo que se permite.