En un movimiento sin precedentes, Canadá está abriendo nuevas fronteras en la política de drogas y la salud pública. Recientemente, la compañía Sunshine Earth Labs, con sede en Canadá, ha obtenido una licencia para producir y vender cocaína legalmente. Esta decisión forma parte de una estrategia más amplia de la agencia federal de salud, que busca combatir la devastadora crisis de sobredosis de opioides que ha cobrado miles de vidas en el país.

La licencia fue otorgada en el marco de un cambio de política en la provincia de Columbia Británica, que ahora permite la posesión de pequeñas cantidades de sustancias como la cocaína y la heroína. Este proyecto piloto de despenalización, que tiene una duración de tres años, aspira a reducir el estigma asociado al consumo de drogas y fomentar que las personas afectadas busquen ayuda sin temor a repercusiones legales.

El esfuerzo de despenalización va de la mano con la presión de activistas y grupos de apoyo que abogan por proporcionar a los adictos un acceso seguro a sustancias controladas, con el fin de prevenir muertes por intoxicación. La iniciativa busca reemplazar el peligroso mercado negro con alternativas reguladas y seguras.

La noticia de Sunshine Earth Labs sigue a un acuerdo similar con Adastra Labs, que ahora también puede producir y comercializar psilocibina y psilocina, conocidos comúnmente como hongos mágicos.

Estos desarrollos sitúan a Columbia Británica y Canadá en la vanguardia de un enfoque innovador y compasivo hacia la política de drogas, siguiendo los pasos de Oregón en Estados Unidos, que despenalizó las drogas duras en 2020. Con más de 10,000 muertes por sobredosis desde 2016 solo en Columbia Británica, las implicaciones de estas políticas podrían marcar una diferencia significativa en la lucha contra la crisis de opioides que azota la nación.