Durante el Congreso Nacional de Mujeres en China, un evento que se celebra cada cinco años, la presencia dominante fue la de Xi Jinping, el líder del país, quien ocupó el centro del escenario y acaparó la atención en los medios del partido. Este año, el congreso ha cobrado especial relevancia debido a la ausencia de mujeres en el órgano ejecutivo de toma de decisiones del partido, un hecho sin precedentes en dos décadas.

En un cambio significativo de discurso, la igualdad de género fue relegada a un segundo plano, priorizando en su lugar la exhortación de Xi a las mujeres chinas a casarse y tener hijos. En contraste con años anteriores, donde se abordaba el papel de la mujer tanto en el hogar como en el trabajo, en esta ocasión Xi no mencionó el trabajo femenino.

China enfrenta una crisis demográfica, con una tasa de natalidad en declive y una población que disminuye por primera vez desde la década de 1960. Ante esto, el partido ha implementado iniciativas para incentivar el aumento de nacimientos, incluyendo subsidios y beneficios fiscales. No obstante, estas medidas también reflejan un intento de regresar a las mujeres al rol tradicional de cuidado del hogar y la crianza, considerados esenciales para la modernización de China según Xi.

Estas acciones han generado preocupación sobre un posible retroceso en los derechos y el empoderamiento de las mujeres. En respuesta, muchas se han unido en la lucha contra lo que perciben como una doble represión: el autoritarismo gubernamental y el patriarcado social. A pesar de los intentos por discutir abiertamente sobre acoso sexual, violencia de género y discriminación, estas conversaciones son a menudo silenciadas en las redes sociales y el apoyo a las víctimas es sofocado. Activistas feministas y defensoras de derechos han sido encarceladas, y el movimiento #MeToo, que tuvo un breve auge en 2018, ha sido relegado a la clandestinidad.

La visión del partido, manifestada en el congreso, indica un retorno a los valores tradicionales que Xi considera fundamentales para un China más fuerte. Aunque Xi hizo mención a la igualdad de género, se centró principalmente en la familia y la fertilidad, alejándose de la tradición de dos décadas de afirmar que la igualdad de género es una política nacional básica.

El artículo concluye señalando la contrastante evolución del enfoque del partido: de un trabajo femenino que una vez se consideró para el autodesarrollo de la mujer, a uno que actualmente enfatiza su rol en el contexto familiar y reproductivo, suscitando debate sobre el verdadero progreso de los derechos de la mujer en China.